Escribir
abalorios,
roturar el
pellejo,
recuperar la
yugular,
salvar la
hoz,
desenterrar
la guadaña,
dejar que
los nervios
se acongojen
en las
espumas de los coitos,
permitir que
la lábil demencia
nos deletree
los ardores
que exaltan
a la vida,
sentir que
las cosquillas
se serenan
largando
semicírculos
en cada
respiración,
llevar de
anillo
la cola de
un cometa,
oscilar los
segundos,
silbar la
alegría con sus gélidos,
contemplar
desde la ventana
al patio que
recibe
en su palma
verde
a la lluvia
perene …
Estas son
algunas cosas
que hacen
feliz al corazón ronco.
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