Basura la
expresión anexada al ideal académico, a la defensoría de lo pretenciosamente
magnífico, al sentido común, la corrección dogmática, los resultados esperados.
Expresarse; como un fluido que no censura la chance del acero, si por algún
motivo debe mantener cierta firmeza. Basura lo inquebrantable, porque tal
rigidez pertenece a la tiranía de reyes, dioses y ministros, a sus monedas
inexorables. Luz; todo aquello que, aun desde las tinieblas, se exprese con
altanería divina y sea capaz de dibujar su cuerpo con sangre mística; respeto
ante el vómito poético, la volición sideral.
Juzgue usted al
conformismo que rige a la mayor porción de la humanidad; juzgue usted el acervo
de la discriminación castrada entre el bien y el mal; lo bueno y lo incorrecto,
sus derivaciones. Juzgue usted la miseria que nos circunda, la malaria de los
pueblos, más allá de Somalia ¿No encuentra necesaria la aparición de un
quiebre?
Si toda lucha ha
quedado bajo el yugo del mercado, haga lo suyo, haga poesía y maldiga a cada
centavo. Si lo que a usted le ha conmovido es, al día de hoy, objeto de nada,
aprenda la alquimia necesaria para metamorfosearlo. Todo, en su núcleo,
contiene los más raros bichos, los más preciados talismanes.
En nombre de lo
bueno y lo correcto, conceptos acuñados por la tiranía, se han cometido los
actos más terribles de la humanidad. La persecución por parte del nacismo de
los expresionistas, las quemas de brujas, los juicios por hechicería en épocas
de la inquisición, los arrestos y asesinatos a homosexuales, la censura, la
guerra… sólo los artistas, llevados por la inspiración y el deseo de liberación
de esas cadenas, han sabido dar pelea, aun cuando sus cuerpos se perdieron en
los tiempos de la muerte. Como pueblo, la gente suele guardar silencio, como si
aguardara la voz de un mesías, que es tal vez otro concepto falaz, argumento de
los captores para facilitarse el trabajo.
Hagamos una rebelión fáctica, la de las
expresiones dedicadas a menoscabar en nosotros mismos, que aporten energías
nuevas a este viejo mundo, que, sin embargo, no está perdido.
Ensor ha peleado igual que Kirchner por
romper con las tradiciones; igual Bukowski, Lorca, Kafka; Liszt… ejemplos hay
muchos, sobran, aunque no alcanzan para continuar, porque necesitamos
renovación, coraje, más demonios dispuestos a martillar al mundo. Rompamos para
crear, como dijo Nietzsche, no nos quedemos nunca con la verdad, la pútrida
verdad que nos han enseñado. Ataquemos en todos los frentes, sea cual sea
nuestra actividad; el docente debe transformar desde su lugar, lo mismo el
comerciante, el médico, el sastre; cada quien tiene una o más virtudes que no
se parecen en nada a lo que como virtud se conoce, resta explorarse a sí mismo
para saber de qué se trata.
Por: Federico Ambesi
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